jueves, 8 de diciembre de 2011


Querido Diario:
Hoy me levanté con el mejor humor posible, pensando que ellos ya estaban allí. Pero ya sabes como es el destino, cuando crees estar bien y poder soportar todo, te arrebata lo que más quieres, dejándote débil.
Con eso te describo todo mi día, pero no voy a ocultarte las cosas, te las diré por algo eres mi diario.
Hoy en la escuela todo iba muy bien. Estábamos a la mitad de la hora de ciencias naturales, cuando la directora entró al salón y me pidió que saliera un momento.
No imaginé para que, solamente salí, pensando que es lo que había hecho mal.
Fuera del salón, junto a la directora, había dos hombres. Ambos vestían traje, corbata y un sombrero muy elegante. No los había visto nunca. Ni siquiera sabía quienes eran y menos aun que hacían aquí. Me dirigí hacia ellos con intriga, no entendía nada. Los saludé con un tímido -Buen día- el cual me fué devuelto al instante y a dúo. Y uno de ellos prosiguió:
"Niña, me temo que ya no lo será...
Yo soy Manuel Herrera y soy piloto de LAN."
Bastaron esas palabras para asustarme, no esperaba nada pero aún así temí lo peor. Se quitó el sombrero y continuó: "Lamento informarle que el avión en el que viajaban sus padres, tomo el rumbo equivocado y atravesó el Triángulo de las Bermudas. No hay ningún rastro del avión y mucho menos de sobrevivientes. Lo lamentamos muchísimo."- concluyó.
Mis ojos ya estaban llorosos desde que dijo lamento. Y fue automático, me arrodillé abrupta mente mientras mis lágrimas rodaban por mis mejillas y reventaban contra el suelo.
Sentí que mi mundo se rompía en mil pedazos. Rogaba que fuese un sueño del que estaba a punto de despertar. Pero no lo fue.
Mi vida había llegado a su fin.
A volver a entrar al salón, las preguntas de mis compañeros cayeron como avalancha: "¿que paso?¿por qué lloras?¿te retó?¿hey, que pasa?"
Sus preguntas me herían. No les pude responder. Solamente alcancé a sentarme en el suelo y seguir llorando. Se me acercaron más aún, levanté la cabeza y noté que en sus miradas había pena. Como si eso fuera lo único que pudiesen hacer: sentir pena por mi.
Me pregunté porque. ¿Por qué me sucede esto a mí? Y… ¿Por qué vinieron a decírmelo mí? Eso es muy extraño... 


Querido Diario: 
   Ya han pasado siete meses, es dificil, pero sigo. Ya casi llega navidad, así que armé el árbol junto con mis tios. Fupe algo triste, ya que siempre lo armé con mis padres....

...Mi único deseo para este año es que ellos vuelvan...
...Ojalá estuvieran aquí para verme...
...Nunca les hice nada, pero ahora como si nada, se van. No quiero tener una tutora, no quiero...
...Mary es muy buena conmigo, no es tan malo convivir con ella...


- Pero esto no se parece en nada a lo que me has dicho.- Suspiré. Negó mirando al suelo, el pelo le cubría la cara, permitiéndome ver solamente su fina nariz y como una lágrima se escurría por ella. Me miró y negó nuevamente; enderezó su cuerpo y se enfocó en aquel cuadernito, se veía tan frágil.- ¿Volviste a...
- No.- Perfecto, no comprendo. Sinceramente me esta mareando ¿podrías ser más directa?- Ese es el que mi tutora leía cada vez que revisaba mis cosas.
- ¿Qué tiene?- Pregunté. Nena, ¿Podrías ser más clara y específica?.
- No podía leer la verdad, me hubiese mandado a un psiquiátrico y dejado allí internada.
Se levantó, y fue hacia la cómoda; sacó otro cuaderno, esta vez un poco más grande que el anterior, forrado con una cuerina negra, algo rasgada y manchada. Parecía un viejo libro de conjuros, como los que usaban las brujas. Un escalofrío recorrió cuando al abrir la tapa leí 
 'Pagar con culpa todos mis errores, a veces no es suficiente, así que he decidido pagar con sangre. Pero llega un punto con el que la sangre se acaba ¿con que pagar los errores ahora?... Con la vida. Diario de una suicida'. Estaba escrito en rojo, pero en un rojo raro, algo oscuro. Oí la puerta cerrarse, me había dejado solo,  con muchas preguntas dando vueltas en mi cabeza, no podía entender como una persona podía haber llegado a ese punto, ¿Tan mala había sido la vida con ella? Comencé a hojear, prestando atención al más mínimo detalle, seguía sorprendiéndome la forma en la que relataba sus pesares y como cada una de las hojas estaba manchada con su sangre.
'...No se por cuanto tiempo máas podré seguir haciendo esto. Cada vez tengo más cortes que brazos, y más hilos en el cuerpo que piel....' ¨¿Más hilos? ¿Acaso se cosía?. Seguí leyendo con un poco más de miedo '...Tomé el vidrio de la botella rota, y lo rocé plácidamente por mi brazo, haciendo pequeños dibujos en él; luego, me froté con el alcohol...' De solo pensar el escozor que me producía cuando me limpiaba una pequeña lastimadura, sufría. Temblequeé. '...y con una aguja y un pequeño hilo negro cosí casa uno de los cortes; con las lágrimas que derramé, limpié la sangre que había caído al suelo...'
Parecía una novela de terror, de terror morboso, seguía sin creer que en verdad lo hizo. Kaulitz, mira de quien te fuiste a enamorar.

~Narra ella~

Se que es difícil de entender, también soy consciente de que estuvo mal, pero ¿qué más podía hacer? ¿dejar que los demás siguieran viéndome con sus miradas penosas y punzantes? Jamás. Quizás me equivoqué, quizás de esa forma daba más pena, pero al menos me sentía bien conmigo misma.
Habían pasado ya tres cuartos de hora y Bill aún no bajaba. Genial, él es tan morboso como yo. Tom se había borrado completamente,  no estaba por ninguna parte de la casa. Más tiempo de estar  sola, y eso era lo que más me daba miedo. Se que resistí a la tentación todo este tiempo, pero ahora soy más débil que nunca. Soy mi peor enemigo.

- ¿Podrías explicarme?- me sobresalté.- ¿En que pensabas?- Se acerco unos pasos más a mi, volteé a verle. Estaba algo pálido. Suspiré y asentí.

- Si te digo que tuve una vida de mierda  ¿me crees?.

- En parte. ¿Acaso tan malos habían sido contigo?

- Créeme, no querrás saberlo.- froté mis ojos.

- ¡Pues claro que quiero!- grito.- ¡Se supone que no hay secretos entre nosotros! ¡Y tú ya te sabes toda mi vida!- Shit, tenía razón. Sería injusto.

- Ok, pero yo te lo advertí, no es nada lindo. - Tomé aire, traté de juntar un poco de fuerzas. Su planteo era razonable, pero aún así no me convencía mucho la idea de terner que decirle. ¿Por qué recordar las cosas que nos lastiman?


- ¡Vamos, me estoy impacientando!- Gritó, en verdad lo estaba haciendo.


- No se como empezar- le miré fijo, suspiré.- No se como empezar para que no suene tan...- dudé- dramático.


- No importa como lo hagas, esto ya parece una telenovela, que más da que siga así. - tomó mi mano con fuerza, me sobresalté, estaban tan cálidas cuando las mias eran tan frías.- Entenderé de cualquier forma.


- Uhm... Cuando mi madre quedó embarazada de mí, no le cayó muy bien a su familia, ellos no querían a mi padre y eso era motivo sufienciente para no quererme a mi tampoco. El tiempo paso, el embarazó siguió su curso y mal que mal, cuando nací, ellos me aceptaron, pero al parecer a mi padre no le gustaba la idea de tener una hija mujer, valga la redundancia, y se fué.- miré hacia la ventana, estaba comenzando a nublarse otra vez, que poco nos duró el buen clima.


- Osea, que tu nunca lo... conociste?- pregunto por lo bajo.


- No, nunca, se borró completamente.


- Pero tu me dijiste algo sobre el, que era buena persona, que jugabas mucho con el los fines de semana, que era un niño al igual que tú.- se le notaba lo desconcertado que estaba, pero no lo juzgo, yo se lo había dicho.


- Si, es verdad, pero yo jamás te dije que el era mi padrastro.- me paré y me dirigí hacia la ventana.- Luego de un tiempo que naciera, mi madre se caso con Luis, el mi papá sin importar lo que los demás dijeran. Eran momentos dificiles, yo era pequeña y ambos debían trabajar para que podamos tener un nivel de vida más o menos bueno, es decir, me dejaban sola, no sola completamente, con una niñera.- seguí mirando por la ventana, aquel panorama que rápidamente se había tornado gris, Bill práctimaente estaba callado, solo oía su respirar y algun que otro juego con sus pies. Que inquieto que es.- Así hasta que cumplí cuantro años más o menos, ya iba a preescolar, ella hizo algo que jamás se lo perdonaron.


- ¿Le robó?- interrumpió.


- No, algo peor, esa vieja si que estaba zafada. Tengo muy poco recuerdos de esa día, lo se por que me lo han contado. - escuché como apoyaba sus brazos sobre la mesa, con todas esas pulseras que llevaba puestas. volteé a verle.- Esa vieja loca, trajo a su hijo para que juege conmigo, a su pequeño hijo de venticinco años. Lo único que recuerdo es su mano sobre mi nuca obligandome a mirar el suelo y de las amenazas que tiraban.- Su boca se abrió de par en par, y sus hermosos ojos me miraron fijo.


- Te...- balbuceó.


- Si, no lo digas. Me da profundo asco pensarlo, mucho más decirlo. Me arruinó la infancia, me aislé, dejé de juntarme con mis amiguitos, dejé de jugar, dejé de reirme, prefería tomar un libro y leer, por que ya sabía hacerlo. Luego de eso, mis padres trataron de normalizarme, de que vuelva a ser la niña alegre que era. Trataron por años, pero nada, no hubo respuesta positiva de mi parte.Vivía con miedo.- Hundí los hombros y me crucé de brazos. Bill permanecía inmóvil, como shokeado, y no decía nada sus ojo hablaban por él y gritaban lo que los demás hacían 'Amiga, te tengo pena, ¿sabes?' - Los años pasaban, y todos sus intentos en hacerme volver, eran fallidos, y su mayor miedo era que me convierta en autista.  Ya iban a ser tres años desde lo sucedido, estaba legando mi cumpleaños número ocho...


Flashback.


- Hija, quiero que te portes bien ¿si?- tomó mi cara con suavidad, y besó mi frente- te extrañaré, pero volveremos antes de tu cumpleaños, celebraremos juntos. Te amo.
- Yo tambien mami. ¿Pero por qué tienes que irte?
-Trabajo mi amor, con tu padre tenemos una reunion de trabajo. Se buena niña. 
Llamaron a los pasajeros para abordar, se tomaron de la mano y se fueron juntos. Parada en la puerta del aeropuerto, vi como su avión despegaba a la par de una lágrima que descendía por mi mejilla, no quería que se vayan, pero no podía hacer mucho. Supongo que las siguientes dos semanas, pasaran rapidísimo.

Fín del flashback

- Y así fue, es como hoy en día sigo esperando que esas dos semanas acaben, para volver a juntarme con ellos.- Lagrimié, era inevitable llorar cuando de hablar sobre ellos se trataba. Bill tambien lloraba.


- Siete años. Yo a los siete sufría por que mis padres se separaban y tu perdias a ambos.


- Son realidades diferentes Bill. Los niños fueron muy crueles conmigo despues de esto, me burlaban y me acosaban todo el tiempo, era un blanco fácil de derribar, pero siempre me levante, debil pero lo hice y aún así no les importaba, ellos seguían. Además cuando pasó lo del accidente tu estabas metido en un estudio grabando las canciones de Schrei, antes de que Sony rescindiera su contrato. Lo curioso es que sus cuerpos jamás aparecieron.- me tembló la voz.


- Espera... - se quedó pensativo.- si cuando yo estaba editando Schrei, tu tenias siete, quiere decir que ahora tienes...


- Doce.- agaché la cabeza.- Soy la generación del 96.


- Doce... doce... Soy, soy un abusador. Eres menor de edad, Iari, ¿sabes que esto no está permitido por la ley, no?- Asentí. Se separó de la mesa arrrastrando fuertemente la silla, haciendo un chirrido horrible.- Siempre suposte que lo era y no dijiste nada.


- ¡Tu me decías que para el amor no hay edad, y nunca me diste la oportunidad de decirlo!-


- ¿Que nunca te di la oportunidad? ¿Cuatos noches nos la hemos pasado hablando y nada? ¡A poco tuve que acribillarte para que me hables de tu pasado! Y tu me dices que no te di oportunidad.- Al parecer se había enojado, me acorraló contra la ventana,y me gritaba, estaba totalmente loco. No sabía como reaccionar, pero el llanto le ganó a toda decision que puediera tomar. Me revolví tratando de hacerme un poco de espacio y cuando lo logré caí de rodillas al suelo.


-No quería esto... No quiería esto ni para tí, ni para mí.- sollocé- Pense que huiría de mis problemas, pense que tu amor podría cambiarlo todo, y ahora estoy confundida.


- Entonces, jamás me amaste.- Dijo tan fría y secamente, estaba plantado frente a mi, duro, mirando fijo el gris horizonte, mientras la lluvía caía con más fuerza. Levantpe mi cabeza, dirigiendo la miurada hacia él, solo pude ver su mentón.


- Claro que te amo, no creas que te usé, yo si te amo y muchísimo. Siempre pense y dije que eras mi salvador, por que por tus canciones seguí adelante, por el sentimiento con el que cantabas cada uno de tus temas. La primera vez que escuché on the edge, sentí que hablabas de mí, con forgotten children, también, sentí que sabías mi historia. Y que luego cantaras by your side, me hizo sentir que en verdad era para mí, y que me acompañabas. Solo traté de protegerte de lo que me había tocado, y fingir por una vez en la vida que era una chica normal.


Bill se sentó a mi lado, lo seguí con la vista... Tomó suavemente mi cara y me besó. El alma me volvió al cuerpo al saber que no todo estaba terminado...


jueves, 10 de marzo de 2011

~Estar solo no es casualidad~

Que son las casualidades? 

Para muchos son cosas del destino...

Para otros pequeñas coincidencias entre personas...

Nada en si...

Si, es confuso como todo en este mundo, aquí no hay nada simple.
Cada pequeña cosa lleva su tiempo, dedicación y paciencia.
Y no suceden por que está en nuestro destino...

Suceden por que QUEREMOS....
                                                    Por que nosotros los provocamos....

Te das cuenta entonces? Como que no, si es fácil, en fin te lo diré...

Las Casualidades no existen, todo aquello que llamamos casualidades verdaderamente son Causalidades.
Es increíble como el lugar de una letra cambia totalmente el sentido de la palabra.
Aun no entiendes?
Cada uno "causa" la  "casualidad" del destino.
Cada uno maneja su destino, 
Escribe SU historia


Por eso... 
Estar solo no es casualidad...